Lo que amé de mi paseo a Italia:
El camino del aeropuerto a casa, con mucho silencio.
Sin saber por donde empezar, había tanto que contar:
niños, familia, parejas, historias de años y años.
Llegar al calor, el sol, el cielo azul.
Ver a mi amigo y reconocerlo, como si el tiempo no hubiese pasado.
La cordialidad, la simpatía y el recibimiento caluroso de su familia.
El fogón y toda la carne que allí se preparó.
La carta musical, el pecorino, la miel, el atún, el pargo, la nutella.
Quesos, aceites, aceitunas, chorizo, salami, jamón serrano.
Nadar a diario en el agua mas clara y transparente y fresca.
Largas echadas al sol, largas conversaciones entre mujeres.
Ponerme la careta y ver un mundo distinto submarino.
La dinámica familiar: los cuatro que van juntos de aquí a allá.
Cantar todos en el carro: "Por un beso de la flaca yo daría lo que fuera...
Y luego: "C'era una casa molto carina... " la canción infantil que aprendí.
Salir en el bote y pasar calor (o frio de regreso) visitando playas recónditas
Tirar el ancla y luego tirarse uno, en el agua azul turquesa.
Haber escapado del ataque de las aguas malas, "las medusas"
Nunca haber consultado un reloj, internet o las noticias.
Largos ratos de inactividad física en las cuales visitaba los paraisos de mi mente.
Jugar con colores y canciones en mi computadora.
Caminatas por rocas, arenas, dunas, piedra.
Nadar cada vez que me provocaba (ya lo dije pero es que...)
El baile familiar por las noches en la terraza para "bajar la cena"
Abundancia de platos, vinos y buena conversación.
Deleitarme y saciarme de exquisiteces y cuidar de que Juba no me las robara del plato.
Haberme fumado mis primeros habanos acompañados de grappa o bourbon.
Mis clases de italiano con una chica de 9 años (que ahora tiene 10)
"E un bel ejerzizio correre in il aqua"
Mi bronceado "de fin de semana"
Haber sido halagada con la compra de 2 guitarras para que yo tocara "algo"
Cantar Desafinado y mi versión de Summertime en un cafecito de Sant'Antioco.
Tomar café como se toma en Venezuela: italianamente
El camino al aeropuerto, con mucho silencio.
No había mucho que decir: muchos sentimientos embotados:
amistad, tristeza, alegría y mucho agradecimiento.